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Con «Embajadores», su álbum de debut, CAMELLOS han levantado una polvareda considerable, apoyada en un directo/fiesta en la que el público se convierte en parte esencial. La continuación llega en forma de E.P., que se publica hoy en vinilo de 7” (con cupón descarga) y que lleva por título “Arroz con cosas”. Cuatro nuevas píldoras de pop punkoide costumbrista, donde amplían su paleta sónica y siguen presentando memorables personajes entre lo patético y lo tragicómico. Tan real como la vida misma.

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Reseña en Notodo

Casi como guionistas de una surrealista, imaginaria y espídica serie de televisión por la que alguien debería comprar los derechos, no hay nadie que proyecte mejor el patetismo de la sociedad moderna como Camellos en los personajes que dan a luz en sus canciones.

Ya lo dejaron claro en Embajadores, un debut en el que parecía que escribían las letras bajo el influjo de un momentáneo Síndrome de Tourette que les obligaba a decir la verdad muy rápido, muy fuerte y de manera muy frontal; y ahora, vuelve a suceder, tan solo un año después, en un EP de cuatro canciones que desarrolla aún más sus marcas más reconocibles.

Jefes, padres, madres y ponches; BlaBlaCar, pegamento, bajones y desidia; chaquetas, simpas en el kebap, guardia civiles y vis a vises; café, crisis, sonrisas Colgate y Juan y Medio; confluyen en Arroz con cosas, trece minutos de urgencia post-punk, estructuras casi kraut, melodías de pop-punk espástico y unas letras que se mueven entre la escritura automática y la visceralidad de las verdades que no se dicen: se escupen.

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Camellos