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Hablar de Nacho Vegas (09/12/74) es hablar de uno de los talentos más sobresalientes que ha dado España, más concretamente Asturias, más concretamente Gijón. Alguien que se presenta con su nombre y apellido por primera vez en la portada de un disco, «Actos inexplicables» y que pese a su juventud, ha sido protagonista de alguno de los momentos más interesantes en el panorama musical de la pasada década.

Desde que la urgencia juvenil le llevara a coger una guitarra como medio de expresión y esconder su timidez tras una melena rubia como miembro de Eliminator Jr, Nacho Vegas no ha cesado en su búsqueda por caminos antes no transitados, ya sea vía los grupos en los que ha militado, en las colaboraciones que junto a otros artistas ha llevado a cabo o en la relación natural que su música tiene con la pantalla, tanto grande como pequeña.

Años de agitación, en los que compañeros de generación (en algunos casos incluso de local de ensayo) aparecieron en forma de bocanada de aire fresco para dar una bofetada al anquilosado panorama pop, cargado de viejas glorias amarradas a su sillón.

Grupos como Los Planetas, Australian Blonde, Nosoträsh, Penélope Trip o Manta Ray, banda de la que Nacho Vegas fue miembro fundador y a la que imprimió su personal estilo, abriendo fronteras, abriendo puertas. Posteriormente y de manera paralela a su última etapa en Manta Ray, Nacho Vegas desarrolló su vena más lírica junto al poeta y director Ramón Lluis Bande en Diariu, dejando constancia de su orgullo por su procedencia geográfica.

Llevado por la necesidad de expresión Nacho Vegas dejó Manta Ray para bucear en su mundo interior, para presentarse en solitario, que no solo, para ofrecernos su compromiso con la sensibilidad y la sinceridad, para dar un nuevo enfoque a la figura del cantautor rock, para continuar su viaje.

Dylan, Cohen, Oldham, Drake, Van Zandt, Alfaro con permiso, Nacho Vegas se apunta al viaje, por supuesto, solo de ida.

Coproducido por Nacho Vegas junto a Paco Loco, grabado y mezclado en ODDS Norte (Xixón) y ODDS Sur (Cádiz, Puerto de Sta. María) entre noviembre de 2000 y enero de 2001. Masterizado en los prestigiosos estudios M-Works Mastering (Massachusetts) por Matthew Acevedo, responsable de trabajos para la música de Astor Piazzola, James Taylor, Ennio Morricone, Thurston Moore y Lemonheads entre otros.

Diez canciones componen «Actos inexplicables», que van desde el instrumental cinematográfico homónimo hasta la espiral ruidista de «Molinos y gigantes», interpretada junto a sus paisanos Jr. Canciones como «Al norte del norte», «El Ángel Simón», «El Camino», «Sitios distintos», «El callejón» y «Blanca» sorprenden por la capacidad de crear una estética propia, y que junto a la adaptación del clásico de Townes Van Zandt «Fare thee well, Miss Carroussel» y el primer single extraido «Seronda» (otoño en asturiano), convierten a «Actos inexplicables» en un debú sobresaliente, en el que los inspirados arreglos de Carlos J. Martínez, las cuerdas, los vientos, las guitarras eléctricas y acústicas, el theremin, el bajo y el contrabajo, el banjo, la armónica y la melódica y cada instrumento que hay en él está al servicio de canciones construidas sobre sentimientos verdaderos, que hablan de la perdida y el encuentro, de la confusión y la claridad, de la carne y la medicina. Un disco preñado de preguntas sin respuesta y respuestas sin pregunta.

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Crítica Rockdelux (nº187) por Joan Pons.Mejor álbum nacional 2001

Nacho Vegas decidió dejar de ser el Blixa Bargeld de Manta Ray cuando, entre otras cosas, se dio cuenta de que tenía muchas cosas que explicar. Y para eso debía encontrar un formato que le permitiera contarlas (tampoco le valían proyectos como Diariu o colaboraciones como la de Migala). Necesitaba algo así como un disco de autor que pudiera guisar y comerse él solito; que le permitiera sacar todo lo que llevaba dentro. Y a tenor de lo oído en Actos inexplicables, Nachín llevaba mucho dentro. Tras una portada ligeramente retro (parece de Tim Hardin) y algo mesiánica, se esconde un disco honesto y brutal. La referencia a Calamaro no es nada gratuita: como el hispano-argentino (a veces hasta la dicción es similar), Nacho Vegas airea sin ningún tipo de pudor sus interioridades y nos hace cómplices de sus miedos, desengaños, fracasos, recuerdos… y, quizá, hasta alguna alegría. Esta sinceridad a fondo perdido rasca tanto, se acerca tanto al fondo, parece (¿lo es?) tan real, que Actos inexplicables afecta. En una época en que la mayoría de discos son platos tibios, el debut de Nacho Vegas tiene la rara (por poco usual) virtud de intentar y conseguir tocar fibra.

Es imposible quedarse frío después de escuchar canciones de una tristeza infinita como «El ángel Simón». La carga de humanidad, dolor y sentimiento es tan grande y está expresada de una forma tan transparente que se disculpa la casi total falta de intención poética del texto. En cualquier caso, la honestidad es una forma más de poesía, ¿no? Pero aun siendo un álbum que sale del interior, Actos inexplicables recibe mucho del exterior. La cita de Nick Drake bajo una foto de la playa de Gijón, la versión de Townes Van Zandt («Que te vaya bien, Miss Carrusel»), el aire a «Famous Blue Raincoat» de Leonard Cohen de «Al norte del norte», los aires a Calexico-Ry Cooder de «Actos inexplicables», el influjo de Smog en «El callejón»… impulsos que llegan de fuera y avisan de que Nacho Vegas hay músicas que le tocan y, a veces, le hunden. Como los volantazos de la vida misma. No es sensato ser un artista o una persona tan extremadamente sensible. Porque tanto la música como la vida pueden ser algo muy peligroso. Y si el rock es ponerse a uno mismo en peligro, Actos inexplicables es un grandísimo disco de rock.

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Nacho Vegas – Actos inexplicables

Fecha de lanzamiento : 21 mayo, 2001
Artist : Nacho Vegas
label : Limbo Starr
Catalog ref. : LS 001 1

Llevado por la necesidad de expresión Nacho Vegas dejó Manta Ray para bucear en su mundo interior, para presentarse en solitario, que no solo, para ofrecernos su compromiso con la sensibilidad y la sinceridad, para dar un nuevo enfoque a la figura del cantautor rock, para continuar su viaje.