Nacho Vegas «Canciones Inexplicables 2001-2009»

30,00

Doble LP de vinilo. Una selección de 17 canciones emblemáticas entre lo mejor de Nacho Vegas en Limbo Starr.


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Descripción

Sin adornos ni clichés: Canciones Inexplicables, 2001-2009  recoge 17 canciones emblemáticas que destacan entre lo mejor de Nacho Vegas en su etapa en Limbo Starr. Este recopilatorio, publicado en doble vinilo, invita a explorar el repertorio distintivo de la primera época de Nacho Vegas. Desde «En La Sed Mortal» (mejor canción nacional 2002, Rockdelux) hasta «El ángel Simón», incluida en su debut, Actos inexplicables (Mejor álbum nacional 2001, Rockdelux), pasando por su hit «El hombre que casi conoció a Michi Panero» o las extraídas de sus álbumes, Cajas de música difíciles de parar, Desaparezca aquí o El manifiesto Desastre, cada canción es una muestra auténtica de la genialidad musical y lírica de Vegas en su etapa en Limbo Starr.

Es hora de recapitular
Por Juanma Lamet twitter | instagram

Imaginemos a un chico de 17 años, pálido y flaco, sin pelo ni cejas, que sujeta un discman gris con unos auriculares negros. Espera su turno en el ala de Oncología del hospital y mira muy fijamente hacia un punto concreto de la sala, pero en realidad no mira nada: sólo escucha. Es como si se hubiera quedado colgado. Como si se viera a sí mismo desde fuera. Imaginemos que lo que pasa es que está escuchando por primera vez a Nacho Vegas. Si nos acercamos mucho, podremos oír un «clic» en su cabeza. Imaginemos que ese chico soy yo en 2001 y que entonces recupero la consciencia y abro la boca y repito para mí, tan bajito que casi ni yo mismo lo oigo: «Y nada fue tan real, nada fue tan real».

Descubrir a Nacho Vegas en aquella época -justo en aquella época- aceleró en mí una suerte de reseteo cultural, en el amplio sentido de la palabra. Para un chico sevillano de 17 años criado en el entusiasmo euforizante de los noventa, escuchar por primera vez El ángel Simón era literalmente como ver la cara oculta de la Luna. ¿Y de dónde surgía una canción tan insólita como «Seronda»? ¿Hay algo que pueda molar más que abrir tu primer disco con una instrumental a lo Morricone? Y, sobre todo, ¿qué clase de código secreto acababa de descifrarnos a mí y a otros muchos chicos de mi edad?

Ahora damos por descontado todo ese torrente de sinceridad a fondo perdido, como si siempre hubiera estado entre nosotros, igual que los peces se preguntan qué demonios es eso del agua, pero ¿en 2001? Entonces escuchar por primera vez Actos Inexplicables era una convulsión que trazaba una bisectriz en la escena subterránea de nuestro país. Desde un folk rock de estirpe clásica con el que se salía por completo del carril de su generación (¡un cantautor en 2001!), Nacho alumbró sin pretenderlo el parteaguas definitivo de la escena indie como tal. O su esquela.

Lo que vino después fue la consagración del compositor español más importante del siglo XXI, sin rodeos que valgan. Ésa es la historia que documenta Canciones inexplicables 2001-2009. Los cuatro discos, cuatro EPs y un single que aquí se compendian suponen la más brillante concatenación de grabaciones de un cantautor estatal desde Joan Manuel Serrat a finales de los 60 y principios de los 70. En estas 17 canciones, NV intenta conciliar su alma contradictoria y nos asoma a una vida abierta en canal, con los versos de You Moved In, de Smog, como frontispicio: «Y espero que no te importe que me apropie de tu vida privada, la azote sobre la mesa y la trocee con un cuchillo».

Nacho Vegas (2003, CSUlla)

Foto C. S. Ulla

El disco doble que tienes en las manos resume la década prodigiosa de Nacho Vegas en Limbo Starr, el sello que obró el milagro. Limbo nació con Nacho y fue su casa en más de un sentido. David López y Carmen S. Ulla creyeron en él como nadie, apostaron por él como nadie, lo cuidaron como nadie y, sobre todo, supieron alquitarar su talento mejor que nadie. Estoy seguro de que a los dos les ha costado muchísimo tener que seleccionar sólo 17 canciones para el primer recopilatorio en vinilo del artista más importante de su ya larga historia discográfica. Y por eso han optado por la vía salomónica: tres canciones de Actos Inexplicables (2001), tres de Cajas de música difíciles de parar (2003), tres de Desaparezca aquí (2005), tres de El manifiesto desastre (2008), una más de cada uno de los cuatro EPs y «Cosas que mueren bajo el sol», que vio la luz en el CD de inéditos que acompañaba el número 200 de Rockdelux, la revista que más ha hecho siempre por situar al asturiano en el Olimpo que le corresponde.

Quizá por partir de esa necesaria contención numérica, David y Carmen se han permitido sorprender con la secuenciación. Sobre todo, en la cara A, formada por cuatro canciones que se editaron en EPs y una versión («Que te vaya bien, Miss Carrusel», de nuestro mayor ídolo, Townes Van Zandt). Esto da la medida de la importancia capital que tienen para Nacho y para Limbo «los hermanos pequeños» de su discografía. Abrir un grandes éxitos con «En la sed mortal», una composición monumental que dura casi ocho minutos, es una bonita declaración de principios éticos: a la minoría siempre.

Después, sólo cabe abandonarse a semejante turbión de canciones descarnadas, abisales, inspiradísimas, siempre bien rematadas, sencillamente sensacionales: «El hombre que casi conoció a Michi Panero», «Ocho y medio», «Crujidos», «Canción de palacio #7», «Morir o matar», o «Nuevos planes, idénticas estrategias», para acabar donde todo había empezado, con «El ángel Simón».

Aquellos fueron años de una fertilidad desbordante y narcótica para Nacho Vegas, como atestigua «El jardín de la duermevela». También de un nihilismo relampagueante (brilla ahí la seductora y sórdida «Gang Bang»), que a veces rayaba en el malditismo, por suerte sin traspasar nunca la frontera del personaje. «No me digan que su vida es una pesadilla porque les acusaré de ligereza. La vida es más un vastísimo y doloroso insomnio», escribió en aquella época Nacho. Como si las canciones sirvieran únicamente para atestiguar ese dolor impreciso. «Pero no es dramático, esto no es tan trágico».

Es hora de recapitular, así que lo mejor es encender el tocadiscos con la misma fascinación con la que encendíamos aquel discman plateado. Como si el mundo entero fuera a empezar de nuevo al pulsar play. Sentémonos a escuchar al hombre que casi se conoció a sí mismo y alcemos nuestras copas hacia el cielo antes de que con nuestra tierra haga un jarro el alfarero.

Canciones Inexplicables 2001-2009 Back Cover

Información adicional

Peso 800 g
Dimensiones 33 × 33 × 2 cm
Formato

LP, CD

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